Revista O Consolador - Ano 13 - N°
614 - 14 de Abril de 2019
Entrevista con Marco Milani
por
Orson Peter Carrara
Ser
coherente pasó a ser un deber consciente
La
frase de arriba pertenece a nuestro entrevistado de hoy, el cofrade
Marco Antonio Figueiredo Milani Filho, mejor conocido como Marco
Milani (foto).
Nacido
en la capital paulista y actualmente residiendo en Holambra, en el
interior del estado, Milani es espírita desde 1988. Economista y
profesor universitario, está vinculado a la USE - Unión de
Sociedades Espíritas del Estado de São Paulo, como Presidente de la
USE Regional Campinas y director del Departamento de Doctrina de la
USE estatal.
En
esta entrevista, nos habla sobre el tema de la coherencia
doctrinaria.
¿Cómo
ubicar debidamente para el pensamiento espírita y su movimiento la
expresión "coherencia doctrinaria"?
De
origen latino, la palabra coherencia significa conexión o cohesión.
En general, implica el nexo y uniformidad de un conjunto de ideas.
Alguien que sea coherente se expresa de una manera lógica, capaz de
permitir a sus interlocutores la comprensión clara y sin
contradicciones sobre su discurso o sus actitudes. Por lo tanto, los
adeptos a cualquier doctrina deben expresar, consistentemente, los
principios y valores del sistema que abrazan. Esto ocurre en el
Espiritismo. El espírita comprende, respeta y ejemplifica la
Doctrina de los Espíritus, debidamente presentada en las obras de
Allan Kardec.
¿Cuándo
somos realmente coherentes con la Codificación Espírita?
Por
supuesto, no se puede esperar que todos los adeptos tengan el mismo
grado de madurez, comprensión y experiencia de los principios
doctrinarios, pero la coherencia se caracteriza por la
ejemplificación de los principios y valores espíritas en la vida de
este adepto, según la su grado de comprensión. Sin embargo, entre
los que asumen responsabilidades directivas en las instituciones
espiritas, se espera que, mínimamente, puedan orientar y esclarecer
a los asistentes y colaboradores con mayor seguridad y base
conceptual.
Cite
algunas incoherencias que choquen con el pensamiento espírita
genuino.
Toda
práctica o concepto que choque con las enseñanzas de los Espíritus,
que pasaron por el tamiz de la universalidad y fueron presentados por
Allan Kardec, pueden ser considerados incoherentes. Algunos ejemplos
son: cromoterapia, apometría, ritualización de actividades en la
casa espírita, idolatría de médiums y conferencistas, desprecio de
la ciencia como un elemento necesario para el avance del conocimiento
espírita y la postura de la iglesia que estimula la fe ciega, entre
otros.
¿Dónde
está el punto fundamental de la coherencia doctrinaria?
El
estudio constante de las obras de Allan Kardec para adoptarlas como
"piedra de toque”, como decía el recordado Herculano Pires.
Esto, de ninguna manera, significa rigidez o impedimento al
desarrollo del conocimiento, sino una condición esencial para
conocer el cuerpo teórico del Espiritismo y legitimar cualquier
reflexión sobre sus principios.
En
la literatura espírita, específicamente, ¿cómo identificar este
parámetro para que no nos dejemos engañar?
Sin
consistencia de la base doctrinaria, se hace frágil el referente que
posee el lector para poder separar la cizaña de la semilla buena.
Así como nos orientó el Espíritu de Verdad en su mensaje que
consta en el capítulo 6 del libro El Evangelio según el
Espiritismo, debemos meditar sobre todas las cosas que nos son
reveladas o presentadas con el fin de no mezclar las utopías o
fantasías con las verdades. Podemos leer de todo, pero es necesario
tener parámetros comparativos doctrinarios seguros que sólo el
estudio de las obras de Kardec nos proporciona.
En
la práctica rutinaria de las instituciones espíritas, ¿cuándo
chocamos con esta coherencia?
Cuando
los dirigentes y todos los espíritas sinceros se apartan del deber
de repudiar y desautorizar abiertamente los abusos que puedan
comprometer al Espiritismo. Tal como afirmó Kardec en la Revista
Espíritade junio de 1865, hacer un pacto con estos abusos sería
volverse cómplice y proporcionar armas a nuestros adversarios. Al
asumir que está innovando o desarrollando las actividades de la casa
espírita introduciendo nuevas prácticas o conceptos sin la debida
base doctrinaria, el dirigente corre el riesgo de distorsionar y
tergiversar las enseñanzas de los Espíritus y confundir y
desorientar a los frecuentadores.
De
sus estudios sobre este tema, ¿qué le llama más la atención?
Estudiar
a Kardec exige disciplina y madurez. No se requiere tener títulos
universitarios, basta tener buena voluntad y cualquiera puede
hacerlo. Quien así procede, valora la oportunidad que tenemos en
esta encarnación para mejorar nuestros conocimientos y adoptar
referencias seguras para el progreso moral e intelectual del ser. La
comodidad y el deslumbramiento de algunos adeptos al ignorar el
estudio serio y perseverante de las obras fundamentales de Allan
Kardec para abrazar ideas fantasiosas son desafíos a ser enfrentaos
en el movimiento espirita, pero es parte de este mismo proceso de
mejora, porque cada uno tiene su ritmo.
Como
ciudadanos espíritas, estudiosos y frecuentadores espíritas, ¿qué
parámetro debemos usar para ser coherentes con el Espiritismo?
Debemos
tener el compromiso con el estudio serio y constante de los
principios y valores doctrinarios, ejemplificándolos en las
relaciones cotidianas en la familia, con los amigos, en el ambiente
profesional y en el trato social en general.
En
los fundamentos de la Doctrina Espírita, ¿hay algún ítem
específico que pueda guiar nuestras observaciones y estudios en esa
dirección?
Sí,
la fe razonada. Pasamos muchas encarnaciones subyugados por doctrinas
y filosofías impositivas, orientadas a formatear al individuo y que
violentaban las conciencias. El Espiritismo es una doctrina
emancipadora, que viene en el momento en que la humanidad ya tenía
madurez para romper con esos hábitos y costumbres coercitivos y que
libera al individuo de los grilletes de la ignorancia sobre la
realidad en la que vive. Al asumir la responsabilidad de su destino,
las consecuencias serán proporcionales a esta nueva situación. Ser
coherente pasó a ser un deber consciente.
¿Algo
más que le gustaría añadir?
Hoy
en día, la tecnología permite nuevas e intensas interacciones
sociales en la red, favoreciendo la difusión más intensa de la
información y el conocimiento. El contenido espirita y
espiritualista, en general, es tratado de diferentes maneras en este
proceso. Cuanto más presente esté el conocimiento doctrinario, más
fácilmente podremos ser coherentes en nuestras comunicaciones en
estos nuevos ambientes virtuales e influenciar positivamente en los
que estén en contacto. Igualmente, cuanto menos conozcamos a Kardec,
mayores son las posibilidades de emitir opiniones incorrectas e
infundadas sobre el tema, asumiendo la responsabilidad de las
distorsiones que provocamos. ¡Seamos coherentes!
Sus
palabras finales.
Ser
coherente no significa que no sea posible cuestionar o estar en
desacuerdo con los Espíritus, pero la Doctrina Espirita fue
estructurada con una consistencia interna innegable y la
universalidad de las enseñanzas de los Espíritus le confiere
legitimidad metodológica, por lo tanto, no es suficiente abrazar
ideas antagónicas sin evidencia ni validación por diferentes
fuentes para sustituir a aquellas que ya existen en la Codificación
y pensar que se está revolucionando la interpretación de la
realidad. La coherencia doctrinaria es, principalmente, un compromiso
con la verdad basada en la razón y en los hechos.
Traducción:
Ricardo
Morante
rmorante3@yahoo.com
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